viernes, 22 de agosto de 2014

Los GUARDIANES del infierno



¿Porqué ISIS es peor que al-Qaeda y que cualquier otro grupo terrorista?
 
 
Ahora que el mundo ha finalmente volcado su atención a la carnicería que barre el norte de Iraq muchos tratan de ubicar a los perpetradores – el culto de muerte conocido como el Estado Islámico de Iraq y la gran Siria (ISIS) - en el contexto del moderno terrorismo. Estoy recibiendo las mismas preguntas de amigos y colegas periodistas: ¿Son estos tipos la nueva al-Qaeda? ¿O son como los taliban? ¿O este movimiento es más como Hezbollah… Boko Haram … Hamas?
Mi  respuesta: todo lo anterior, y luego mucho más.
Liderados por el auto titulado “Califa” Abu Bakr al-Baghdadi, ISIS es al mismo tiempo genérica y sui generis (único, excepcional, incalificable). Su retórica suena familiar, porque es distribuida en el lenguaje(literal y metafóricamente) de la mayoría de los grupos militantes islamitas. Hay mucha charla acerca de la jihad – la moderna y maligna interpretación de esta palabra, en vez de su significado espiritual – y el deseo de alcanzar el martirio. Alguno de las tácticas de ISIS son también familiares, como el uso de ataques suicidas con bombas y videos caseros con todo tipo de propaganda subidos a internet.
Pero las similitudes terminan en la superficie. Profundizando, ISIS es una criatura más compleja y aterrorizante. Si evocar o invocar otras atrocidades ayuda a comprenderla mejor recomiendo ampliar el campo más allá de la militancia islamista y considerar otros horrores del pasado.
Dicho simplemente, ISIS es una combinación impura de al-Qaeda, el Khmer Rouge y los nazis.
El grupo emergió de al-Qaeda. Su fundador, Abu Musab al Zarqawi, fue entrenado como un mujaid, o guerrero sagrado, en Afganistan, la fragua de tantas organizaciones de militantes islamitas, incluyendo la de Osama Ben Laden. Zarqawi formó una operación terrorista en Iraq después de la invasión conducida por los EEUU del año 2003, y luego se comprometió a una alianza con Ben Laden. Pero  al-Qaeda en la Mesopotamia (AQIM), el nombre que adoptó originalmente para su rama, significó una nueva clase de terror. Zarqawi, muy parecido a lo que decía Ben Laden, hablaba de sacar las tropas occidentales fuera de tierras musulmanas, pero en realidad sus operaciones eran estaban en su mayoría dirigidas a otros musulmanes.  Los shiitas de Iraq sufrieron lo peor de su furia, pero Zarqawi también mató a camaradas sunitas que estaban en desacuerdo con su pervertida interpretación del Islam. Sólo recientemente, en Siria y ahora en el norte de Iraq, ha vuelto ISIS su atención hacia los cristianos y otras minorías.
En cuanto a pura y brutal eficiencia, ISIS está varios escalones arriba de Hamas, Hezbollah, Boko Haram o aun los Taliban.  La analogía más cercana que puedo pensar es el Khmer Rouge, el movimiento camboyano que mató a más de dos millones de personas a mitades de los 1970. Hubo un recordatorio de aquellos horrores esta semana, cuando dos máximos líderes del Khmer Rouge fueron finalmente sentenciados por sus crímenes. En su implacable persecución a través del este de Siria y el norte de Iraq, los combatientes de ISIS han demostrado la misma férrea voluntad  y disciplina que el Kmher Rouge desplegó contra el pueblo de Camboya. En el territorio que Baghdadi controla usa las mismas tácticas de intimidación y castigo público que Pol Pot usaba para acobardar a sus connacionales.
 
En su apetito por un genocidio, ISIS parece haber pedido prestado de los Nazis de Hitler. También ha identificado categorías completas de personas para su exterminación. Sus combatientes han atacado sistemáticamente grupos de “infieles” – y recuerden que eso puede significar cualquiera, incluso sus compañeros sunnitas – y sacrificarlos de una manera en la que Himmler hubiera estado de acuerdo. Si las perturbadoras fotografías (y esté advertido que son muy preocupantes) de esta historia en el Washington Post fueran en blanco y negro, podrían haber venido de un campo de muerte nazi. Y los videos online de estas muertes masivas claramente muestran el celoso regocijo con el que los ejecutores hacen su trabajo.
Ésta, luego, es la naturaleza del monstruo sobre el que EEUU está finalmente dirigiendo sus armas. No morirá fácilmente.
 


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