¿Porqué ISIS es peor que al-Qaeda y que cualquier otro grupo terrorista?
Ahora que el mundo
ha finalmente volcado su atención a la carnicería que barre el norte de Iraq
muchos tratan de ubicar a los perpetradores – el culto de muerte conocido como
el Estado Islámico de Iraq y la gran Siria (ISIS) - en el contexto del moderno
terrorismo. Estoy recibiendo las mismas preguntas de amigos y colegas
periodistas: ¿Son estos tipos la nueva al-Qaeda? ¿O son como los taliban? ¿O
este movimiento es más como Hezbollah… Boko Haram … Hamas?
Mi respuesta: todo lo anterior, y luego mucho
más.
Liderados
por el auto titulado “Califa” Abu Bakr al-Baghdadi, ISIS es al mismo tiempo
genérica y sui generis (único, excepcional, incalificable). Su retórica suena
familiar, porque es distribuida en el lenguaje(literal y metafóricamente) de la
mayoría de los grupos militantes islamitas. Hay mucha charla acerca de la jihad – la moderna y maligna
interpretación de esta palabra, en vez de su significado espiritual – y el
deseo de alcanzar el martirio. Alguno de las tácticas de ISIS son también
familiares, como el uso de ataques suicidas con bombas y videos caseros con
todo tipo de propaganda subidos a internet.
Pero
las similitudes terminan en la superficie. Profundizando, ISIS es una criatura
más compleja y aterrorizante. Si evocar o invocar otras atrocidades ayuda a comprenderla
mejor recomiendo ampliar el campo más allá de la militancia islamista y
considerar otros horrores del pasado.
Dicho
simplemente, ISIS es una combinación impura de al-Qaeda, el Khmer Rouge y los
nazis.
El
grupo emergió de al-Qaeda. Su fundador, Abu Musab al Zarqawi, fue entrenado
como un mujaid, o guerrero sagrado,
en Afganistan, la fragua de tantas organizaciones de militantes islamitas,
incluyendo la de Osama Ben Laden. Zarqawi formó una operación terrorista en
Iraq después de la invasión conducida por los EEUU del año 2003, y luego se comprometió
a una alianza con Ben Laden. Pero al-Qaeda en la Mesopotamia (AQIM), el
nombre que adoptó originalmente para su rama, significó una nueva clase de
terror. Zarqawi, muy parecido a lo que decía Ben Laden, hablaba de sacar las
tropas occidentales fuera de tierras musulmanas, pero en realidad sus
operaciones eran estaban en su mayoría dirigidas a otros musulmanes. Los shiitas de Iraq sufrieron lo peor de su
furia, pero Zarqawi también mató a camaradas sunitas que estaban en desacuerdo
con su pervertida interpretación del Islam. Sólo recientemente, en Siria y
ahora en el norte de Iraq, ha vuelto ISIS su atención hacia los cristianos y
otras minorías.
En
cuanto a pura y brutal eficiencia, ISIS está varios escalones arriba de Hamas,
Hezbollah, Boko Haram o aun los Taliban.
La analogía más cercana que puedo pensar es el Khmer Rouge, el
movimiento camboyano que mató a más de dos millones de personas a mitades de
los 1970. Hubo un recordatorio de aquellos horrores esta semana, cuando dos
máximos líderes del Khmer Rouge fueron finalmente sentenciados por sus
crímenes. En su implacable persecución a través del este de Siria y el norte de
Iraq, los combatientes de ISIS han demostrado la misma férrea voluntad y disciplina que el Kmher Rouge desplegó
contra el pueblo de Camboya. En el territorio que Baghdadi controla usa las
mismas tácticas de intimidación y castigo público que Pol Pot usaba para
acobardar a sus connacionales.
En
su apetito por un genocidio, ISIS parece haber pedido prestado de los Nazis de
Hitler. También ha identificado categorías completas de personas para su
exterminación. Sus combatientes han atacado sistemáticamente grupos de “infieles” – y recuerden que eso puede
significar cualquiera, incluso sus compañeros sunnitas – y sacrificarlos de una
manera en la que Himmler hubiera estado de acuerdo. Si las perturbadoras
fotografías (y esté advertido que son muy preocupantes) de esta historia en el
Washington Post fueran en blanco y negro, podrían haber venido de un campo de
muerte nazi. Y los videos online de estas muertes masivas claramente muestran
el celoso regocijo con el que los ejecutores hacen su trabajo.
Ésta, luego, es la naturaleza del monstruo
sobre el que EEUU está finalmente dirigiendo sus armas. No morirá fácilmente.
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